Puede sonar fuerte el titular, pero una vez más fue corroborada la frase que dice: «la plata no hace al buen gusto».
Se trata de una exclusiva flota propiedad de Turki bin Abdullah, príncipe de la millonaria familia real saudí, quien no duda en subir fotos a su cuenta de Instagram de su particulares vehículos.
De paseo por Londres, el príncipe no dudó en sacarle fotos a sus Mercedes-Benz G63 AMG 6×6, Lamborghini Aventador, Rolls-Royce Phantom y Bentley Flying Spur (pésimamente estacionados en algunas de ellas), todos ¡bañados en oro!
Pero como si no le bastara semejante grasada (sí, bajamos línea), decidió también retratar al guepardo que al parecer lo acompaña en sus paseos, aunque en este caso, ubicado en el asiento del conductor.
No sabemos muy bien qué pasa por la cabeza de un joven que tiene acceso a 28.000 millones de dólares (fortuna estimada de la familia), pero evidentemente semejante suma hace perder el norte a cualquiera.