Motores Turbo: ¿Tienen Más Fallas Que Uno Convencional?

Cada vez son más utilizados en nuestro mercado, sobretodo en los sedanes medianos y pick ups, por lo que conocer sus posibles anomalías ayuda a estar atentos a lo largo de su vida útil.

Es cierto que pueden ser variados los problemas de un motor con turbo. En algunos casos, el aceite que pasa por el eje del turbo es insuficiente. En un elemento como este, que gira a un número elevadísimo de revoluciones (hasta 200.000 rpm), la falta de lubricante puede provocar desgaste y, por tanto, que se rompa. Pero a la vez, ese aceite insuficiente puede deberse a la obstrucción del circuito o un mal funcionamiento de la bomba que lo mueve.

Por otro lado, la carbonización del aceite del turbo por temperaturas excesivamente altas es otra falla común, por eso es crucial elegir el aceite adecuado con la viscosidad y tipología que recomienda cada fabricante en cada vehículo. Por último, en cuanto al lubricante, si lleva excesivo tiempo sin sustituirse o es de mala calidad pueden encontrarse impurezas sólidas en él que se depositen en el eje y acaben dañándolo.

Los filtros de aire, abrazaderas y manguitos rotos o en mal estado permiten que entre polvo, arena o cualquier otro tipo de impureza en el aire en el sistema de admisión que al final puede repercutir de forma negativa en el funcionamiento correcto del turbo.

También la temperatura muy alta en el escape puede terminar provocando fisuras y deformación en la carcasa en un tiempo. Si esto sucede, es que previamente puede haber posibles problemas en el intercooler o en el sistema de escape, filtros o inyección. Para finalizar, si el turbo cuenta con sistema de geometría variable, puede haber fallas cuando está dañado el mecanismo que orienta el flujo del escape hacia la turbina.

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