Sofía Cammarata se licenció en Psicología en la Universidad de Buenos Aires, se especializó en Marketing y trabajó en áreas comerciales en distintas empresas. Sin embargo, todo lo que la rodeó de niña un día la volvió a cautivar y apostó a dejar su impronta en la empresa familiar experta en experiencias todoterreno, Off-Road 4×4 Experience.
Esta es la historia de Sofía Cammarata, hija de todo un referente en el off-road en Argentina, Quique, quien compitiera en el Camel Trophy y llevara adelante el lanzamiento de la marca británica en Argentina. A ese legado, Sofía le dejó su propia huella.
-¿A qué países de África fuiste con las travesías?
-Los países a donde vamos escapan a los que habitualmente son turísticos, como Sudáfrica. Vamos un poco más arriba, como Namibia, Zimbawe, Mozambique, Botsuana. Son menos turísticos pero a mí me permite armar rutas fuera de lo convencional. Rutas en donde no te encontrás con una combi lleno de turistas. Las armamos nosotros y las chequeamos previo al viaje. Luego también vamos más al norte, a Marruecos o Túnez. Si bien son un poco más turísticos, no dejan de ser muy interesantes. El centro de Africa está más en conflicto, por lo cual antes visitábamos algunos países que hoy ya no. Por lo general, allá en África hay mucha Toyota, Land Rover… pero la Hilux es la que usamos puntualmente porque tenemos unidades doble cabina cerradas, con todas las provisiones: comida, bebidas… no podés salir sin ellas. Tenemos una despensa con comida para hacer comidas en medio de los circuitos que armamos.
-Viajar siempre abre la cabeza pero vos desde chiquita viajaste con tu padre por todos lados. Ahora que lo hacés de grande, ¿cambiaron algunas ideas que tenías sobre esos lugares?
-Con mi viejo viajé muchísimo en Argentina sobre todo, cuando él estaba con Land Rover, cuando arrancó prácticamente el off raod en el país. Me llevaban a mí con mi hermana en la parte de atrás. En ese momento, en la Defender podías bajar los asientos traseros y entonces ponían un colchón con todos los juguetes y nosotras íbamos en el barro, la selva, la arena, ahí atrás jugando. Sí, cosas que él me contaba, cuando iba creciendo y que yo no había ido porque eran más complicadas, eran lugares a los que realmente no había manera de llegar. Eran travesías largas, muy complicadas. Eran bastante extremos los vehículos con los que íbamos de aquella época, cuando agarrabas un alambre y arreglabas cualquier cosa. Son distintas las experiencias que tengo hoy haciendo los circuitos, ya que me enfoco más en los paisajes, en usar las 4×4, y procurando que la gente disfrute de la experiencia y no vaya rompiendo la chata.

-A pesar de haberlo acompañado tan de chica pudo haber pasado que esto no te interese para nada…
-Durante mucho tiempo trabajé en empresas, en el área de marketing o comercial y me di cuenta después de mucho tiempo que me gustaba lo que había vivido de chica y que tenía cerca. Al principio lo rechazaba porque es típico de adolescente no querer hacer lo mismo que los padres y hacer mi propio camino, pero después me di cuenta que eso estaba buenísimo, que lo podía explotar y hacerlo crecer con mi impronta. Hace unos cuantos años que estoy acercando a las mujeres al mundo del off road, que era algo que todavía no se había hecho. Estoy dejando mi huella en algo que venía construyendo mi familia hace muchos años.
-Tu historia puede ser parecida al de un oficinista que decide dejar todo y ponerse un bar en la playa, porque apostás por la aventura, ¿hubo mucha gente que cuestionaba tu decisión de emprender este camino?
-Miles… Mis viejos siempre me inculcaron que para poder manejar algo y luego ser dueño de un proyecto, se arranca desde abajo. Tenés que saber lo pormenores del negocio y del manejo. Arranqué de pilota y estaba con pilotos de toda la vida, quienes me entrenaron en serio, super duro, como cualquier otro que hubiese ingresado a la empresa. Me la hicieron dura para llegar a donde estoy. Siempre tenés el que se acerca y te dice, “¿qué vas a hacer cuando tengas 40, vas a seguir manejando y nada más?” Esos comentarios siempre estuvieron pero yo tenía el objetivo muy claro: acercar a las mujeres a este mundo. En las travesías, eran el 90% hombres y en algunos casos estaban acompañados por sus mujeres y para mí era muy raro verlas a ellas solas. Siempre estaban del lado del acompañante. Eso lo vi desde muy chica, de adolescente e incluso hoy en día. Siempre quise acercarlas, que descubran la actividad, que se animen a vivirlo del lado del conductor. Entonces, cuando recibís esos comentarios, siguen de largo… van a a banquina.
-Desde el proyecto hasta llevarlo adelante, ¿sondeaste el terreno? ¿Había inquietud de parte de mujeres por el todoterreno?
-En realidad lo veía en el cotidiano. Hace 10 años que hacemos temporada en la costa, con test drives gratuitos para cualquiera que quiera probar los vehículos, siempre con instructores al lado. Entonces me pasaba muchísimo que venía una pareja, y la mujer me decía “es para mí, pero l va a probar él porque es el que sabe”. Eso me resultaba muy raro y me preguntaba por qué si va a ser para ella lo terminaba manejando él. Eso pasaba cada vez más seguido o con mujeres que me seguían en mi cuenta y me decían que les gustaría hacer estas actividades pero que el marido tiene una camioneta y no creía que se las prestara. Yo decía, «¡qué fuerte!» No poder hacer un viaje, sumarte a un grupo porque tenés un auto y no te lo dejan manejar. No la manejaron nunca, nadie les enseñó, y le tienen miedo porque tienen palancas que nunca usaron. Pensé que algo había que hacer con todo esto, que había que hacerlo divertido y de la mano de otra mujer. Acá se sienten cómodas de hacer ciertas preguntas porque quizás rodeadas de hombres o de sus maridos no se animarían a preguntar.

-¿Cuál fue la mayor satisfacción que recibiste en este proyecto?
-La última actividad que tenemos es subir una rampa de siete metros con una inclinación de 45º o más, que es interesante y la suben vehículos con baja. Tenés que saber hacerlo y con ritmo. Una de las mujeres, luego del último Mujeres Todo Terreno, me mandó un mail diciéndome “vos no sabés la herramienta que me acabás de dar”. Lo que hacemos va más allá de subir una rampa en una Wrangler Rubicon. Ella, al principio se me sentó al lado y me dijo “no voy a hacer esto”, luego “voy a probar”, y después subió y cuando terminó de bajar la hizo sola y bien. La adrenalina está de principio a fin y si pueden con esto cuál es el obstáculo más difícil que tienen en frente. Les despertaste las ganas de tener experiencias distintas y le diste herramientas para hacerlo. Después de los eventos me voy así de ancha de felicidad.
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-¿Van a volver las Experiencias 4×4 competitivas?
-Esas competencias las viví de muy chiquita, ver volver a mi viejo embarrado hasta la nuca, con signos de barro, arena, ripio, todos los terrenos marcados en la chata. No llegué a participar en ninguna. Pero sí, estamos con intenciones de largar de vuelta las travesías. Tenemos el proyecto armado y todas las piezas que necesitamos para llevarlo adelante. Hoy en día la Argentina quedó un poco acéfala en competencias off-road. La nuestra, a diferencia de lo que es un Rally Dakar, que es una competencia basada en la velocidad, se basa en aptitudes y capacidades como supervivencia, primeros auxilios, mecánica ligera. Los participantes eran evaluados en todas esas técnicas, no solo velocidad. No hay una igual hoy en Argentina, las últimas que hubo eran las nuestras que se basaban en el modelo del Camel Torphy, que tampoco existe mas. El proceso era para el 2020 pero fue imposible, pero lo tenemos en mente para volverlo a trabajar este año para lanzarlo el año que viene.
-¿Qué es lo que puede pasar a nivel mecánica ligera en una travesía off road?
-¡De todo! Muchas veces pasa que se lastiman ciertos órganos del vehículo que son bastante esenciales, ya que muchas veces vas por terrenos complicados y quizás no se calculan bien los despejes, ángulos de entrada o de salida. Puede que dañes algunos de esos órganos, como la caja.
-¿Qué puede fallar a nivel sistema electrónico en una travesía off-road?
-Hay y muchos y no hace falta hacer una travesía complicada para tener un problema con la electrónica. ¡Los vehículos de hoy en día ya no necesitan un mecánico sino un programador de sistemas! Son complicados de entender o de scannear. Nos pasa que a determinada cantidad de esfuerzo que le pedimos al vehículo, dependiendo si es todoterreno o SUV light, en algún momento la electrónica dice basta. La electrónica sirve muchísimo para la seguridad. Cada vez está más orientado a que el usuario se sienta seguro en el manejo y tengas un andar en ruta seguro, como el control de estabilidad. Pero el ESP termina siendo super invasivo en algunos casos, como cuando tenés que usarlo en off-road. En algunos vehículos lo podés desconectar parcialmente o «totalmente», pero en ninguna por completo porque cuando detecta que te estás pasando de rosca se reconecta y te dice “dejá de hacer macanas”. Es todo un tema los sistemas electrónicos. Para el off-road, cuanto menos tengas en realidad y más mecánico sea el sistema, mejor. Ahora trabajamos con Jeep que es una marca ícono en el 4×4 y que la palanca de la caja de transferencia todavía la tenés, no es un botón o perilla. Y eso deberían sostener, a mi entender, los puro todoterreno. Después tenés intermedios que apuntan a un uso urbano y fuera de ruta, pero más suave, no para ir saltando en los médanos, pero sí ingresar en arena o barro.

-Podemos decir que preferís un modelo ’70 a uno 2020…
-No debería decirlo, pero… jaja. En travesías largas, hoy me subo a mi Nissan Patrol del año 91, por ejemplo, y me muero en el camino porque me agoto de calor o la radio no agarra la antena, por lo cual para viajes largos están buenísimos las tecnologías de hoy en día. Pero como ganás confort perdés prestaciones en off road, es una balanza que hay que equilibrar bien, hay algunos que lo tienen.
-Hay un viajero español llamado Álvaro Neil, que dice que sufre de mapamunditis. Y vos te encargás de abrir caminos inexplorados en las travesías ¿Tenés el mismo síndrome, no?
-¡Ahora sé que tiene un nombre! Le llamamos «ruteo» y antes de cada travesía armamos los puntos claves. Hay ciudades en donde podemos dormir en campamentos pero después se necesita hacer base en alguna ciudad, en un hotel y darle a la gente descanso de tanto trayecto. Primero busco esos lugares y también necesitás tener presente puntos de abastecimiento. No puedo entrar e ir de una Puerta del Desierto a la otra, sin tener en cuenta que en el medio tengo que tener un puesto de abastecimiento o ir con bidones. Y si voy con bidones ya ocupo lugar en el auto. Una vez que tengo los puntos de abastecimiento, ya puedo buscar rutas. Eso de abrir camino, si bien se hace, estamos cada vez más atentos a no modificar el paisaje. Estoy virándolo para un 4×4 responsable o sustentable y usar la misma huella que está transitada. Por ejemplo, en Catamarca, tenés huellas marcadas en Campos de Piedra Pómez y cuando lo ves desde arriba con un drone, notás una cantidad de caminos tremenda y cómo marcaron el paisaje, que lo arruinaron en algún punto. Está buenísimo el 4×4 pero circulemos por un lugar que no sea dañable y poder hace nuestra actividad tranquilos.
-Antes mencionaste que escuchás a las mujeres, pero imagino que también escuchás al auto. Incluso hablás de «órganos» del vehículo y no de partes. Los tratas como si fueran una persona…
-¡Totalmente! El auto necesita respirar, aceite para que se lubrique, tiene una vía de escape y tiene que ingerir cierto alimento. El cuerpo humano puede estar muy bien entrenado pero si me ponés dos tacos aguja para entrar a la arena, me voy hundir. En cambio, si me das unas zapatillas, voy a andar bárbaro, y esa es la analogía con los neumáticos. La caja reductora o el diferencial son órganos que se pueden dañar y hace que todo funcione, así que lo uso bastante ese ejemplo.
-¿Cuál es la visita al médico que nunca dejás pasar para la Patrol?
-Por suerte tengo a mi viejo que me tiene apuntado el cambio de aceite, el sopleteo de filtro, revisar el embrague o cuándo cambiar los discos. Eso nos pasa mucho a las mujeres porque no tuvimos ese entrenamiento. Cuando fallaba algo en el auto mandabas a tu hijo a que lo lleve al service. Como que era una función muy del padre o del hijo, ni siquiera aun cuando se pinchaba una rueda. Así nos pasa que dejamos pasar cosas esenciales para los vehículos. Me pasó en cuarentena que lo dejé seis meses parado y tenía que moverlo… esas cosas pasan un montón.
-¿El arreglo más caro que le hiciste a la Nissan?
-Te puedo decir el que más me dolió… Hace poco tuve que hacer cambio del gas del aire acondicionado, que pensé que era una tontera, ponele una luca o dos ¡y fueron como $10.000! porque había que cambiar un repuesto que no encontrábamos en ningún lado. Hay pocas Patrol acá y encima son de afuera. Había una manguera rota, una pieza que fallaba y era necesario cambiar todo el gas por uno del tipo ecológico. Fue un dolor en el alma, pero me vine con la Patrol hasta la costa con el aire prendido que me volaban los pelos.
-¿Qué es lo que más disfurtás hacerle a la Patrol?
-A mí me gusta mucho la cuestión estética, y mis amigas me joden porque Warnes pasa a ser un shopping para mí. Voy y le cambio el polarizado, las fundas de los asientos y hace poco le agregué dos parlantes atrás. Esas cositas a mí me gustan. Le puse un Alpine y suena bien. El problema con la Bety (como le digo a la Nissan, la trato como ser humano), es que es fácil de abrir. Las camionetas de esas épocas, si vos sabés dónde abrirla es fácil, por lo cual es el tercero o cuarto sistema de audio que le cambio porque me lo roban seguido. La parte mecánica la agarra más mi viejo, por eso quiero empezar a aprender, entrenar el oído. Ahora lo que más me doy cuenta son los frenos, pero hay otras cosas que tal vez no tengo el oído entrenado para saber si es tiempo de un cambio o falla. Necesito saber mecánica para entender a Bety.
-¿Cuál es la pesadilla de un off-roader?
-¡El control de estabilidad! Cuando ponés la 4×4 baja se desconecta totalmente, pero muchos SUVs tienen una desconexión parcial, entonces se acciona en los momentos en que menos necesitas que accione, que es cuando vos estás lidiando con un obstáculo complicado. Para nosotros es un dolor de cabeza que se meta el control de estabilidad en algunos vehículos.
¿Quién es Sofía Cammarata?
- Sofía Cammarata nació en 1991.
- Gracias a su padre, Quique Cammarata, conoció el mundo off road. Él es ex piloto del Camel Trophy y director del equipo argentino en la edición 1998.
- Al primer auto al que se subió fue a una Land Rover Defender, pero las primeras maniobras todoterreno las hizo con una Toyota Hilux. Su camioneta actual es una Nissan Patrol modelo 91.
- Sofía Cammarata es Licenciada en Psicología por la UBA y se especializa en Marketing.
- Hoy es Brand Manager de Off-Road 4×4 Experience, donde además de capacitaciones técnicas y pruebas de manejo, entre otras tareas, lleva adelante su proyecto «Mujeres Todo Terreno» para introducir a las mujeres al mundo off-road.

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